lunes, 1 de noviembre de 2010

límites

Se hace insoportable el discutir por unos calcetines. Si ella te da instrucciones sobre lo que tienes que hacer contestas que si piensa que eres tonto y si no te dice nada replicas diciendo que no te había dicho lo que había que hacer.
Te explica un simple formulario, lo que tienes que poner en cada hueco, una simple cuestión de forma, la cuarta vez no te habla bien, lo reconoce, pero es que la segunda vez ya le has dicho que lo entendías y no era así, y no eres un niño.
Cuando todo molesta. Hasta un simple respirar. Cuando no le sale decirte lo que siente, lo siente.
Ha intentado mil veces creer que el problema era solo suyo y cada vez lo tiene más claro, es así.
Por cobardía, por temor, por no querer afrontar la situación seguirá aguantando hasta volverse loca, hasta que el que saltes seas tú. Una vez ya te puso al límite. Ahora debes ser tú el que le busque ese límite y lo que más teme es que el momento no llegará.
Te empeñas en creer que lo que quiere es material, no, lo que quiere es que la mires a los ojos y sepas lo que siente. Esos abrazos preadolescentes no sirven. Y ya no sabe si quiere que el que comparta sus miradas seas tú. Pero sigue cobarde.

1 comentario:

BATMAN dijo...

Hi ha paraules que no arriben a dir gran cosa quan el món s'entesta a rodolar sense aturall cap al desastre. Hi ha un dolor que avança cap al centre de totes les coses i s'hi instal·la com un corc.