lunes, 19 de julio de 2010

sangre

La ilusión le abrió el cráneo, cuando cayó lo hizo en forma de burbuja gigante que al entrar en su hipotálamo se fragmentó en millones de microesferas que se diluyeron en su sangre, poco a poco, lentamente fueron llevándose las ganas de seguir.
La culpa pudo ser del etéreo licor durante el ágape, pudo ser la ignorancia, el intento por ser ingenioso, por hacer una gracia, pero ésta entró en forma de daga perforando hasta el fondo el ventrículo izquierdo del corazón.

Mientras sangraba pudo articular las palabras necesarias para explicar que la habían herido, mientras lo hacía, el coágulo se fue formando hasta tomar la forma necesaria para seguir cogiendo fuerzas y hacer entender que no se puede dejar a una persona sin ilusiones, que sin haber visto la obra de una persona no se puede juzgar su pintura, que no se puede borrar el trabajo sin hacer.

Cuando quiso rectificar ya era tarde, la cicatriz sigue punzando, no importa de qué color sea el hilo de sutura que intente utilizar, ya es muy tarde para intentar repararlo. Ella está herida pero no desfallece en el trabajo, aún tiene más fuerzas para seguir trabajando, demostrará que se equivocó.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ànim. Tot esforç té la seva recompensa.