De nuevo en la rutina, me he vuelto a sentir una extraña entre conocidos, sin nada de que hablar y sometida a miradas acusadoras. Intentando hacerme la simpática cuando lo único que me apetecía era irme a mi coche a leer. Las circunstancias muchas veces no dejan hacer. Luego hubiesen venido las explicaciones o las no explicaciones con sus consecuentes explicaciones del porque no explicas...y bla bla bla. Debo acostumbrarme otra vez a la máscara, me ha pillado desprevenida, y claro, pasa lo que pasa. La desenpolvaré, me la coloco y no pasará más. De los errores se aprende.
martes, 12 de enero de 2010
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1 comentario:
Si cuando se coloca la coraza, por alguna razón será. Lo malo es la incomodidad para moverse. Pero mejor perder flexibilidad a sentirse vulnerable.
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